Habia una vez Parte 2
La primera funcion de este taller, que como dije, en aquellos lejanos tiempos se llamaba Catetos discretos, es digna de rememorarse. Si alguno de los participantes llega a leer esto, le pido que agregue sus recuerdos a los mios y que me corrija si lo cree necesario. Asi es como lo recuerdo, y la memoria es el mentiroso mas bienintencionado que existe.
Llegar fue ya una odisea. En aquellas epocas el apoyo de la facultad era magro (Y estoy casi exagerando) asi que trepamos una veintena de personas al metro, para dirigirnos a la UAM azcapotzalco, sede de nuestro estreno como actores, y en mi caso, como director. Recuerdo aun el viaje alla, el nerviosismo, el horror en los ojos de Beto al oir que uno de los protagonistas no se sabia un cuadro completo, y queria ayuda para ensayarlo. Yo estaba nervioso por muchas razones. Entre ellas se contaba que la niña que me gustaba estaba entre los integrantes del taller, y yo tenia panico de acercarme. Otro problema podia ser el que me hubiera quedado sin voz el dia anterior, y que dos actores habian abandonado sus papeles la semana anterior, forzandome a hacerlos. Por una falta de organizacion nacida de nuestra novatez, algunos actores llegaban a la UAM sin que estuvieramos seguros de eso, por lo que el ambiente del grupo era caotico, por decir algo.
Sin embargo, recuerdo esa presentacion como un momento feliz por muchas razones. Eramos una veintena de actores, la mayoria novatos, con el director mas novato que se pudiera conseguir. Nos aterro ver el auditorio vacio a unos minutos de la funcion. (Luego supimos que no se dejaba entrar al publico, y tuvimos un lleno espectacular) Hubo golpes no planeados (Urbiola...el buen Urbiola) Momentos brillantes no planeados (Virginia, que tenia una voz muy chiquita, nos sorprendio a todos) y un muy prometedor inicio de labores, razon por la cual ese dia es el que se festeja el inicio de existencia del taller. Sirva este pequeño parrafo, como homenaje a esos primeros actores que confiaron en mi, y que ayudaron a construir la Factoria Escenica. Un abrazo donde quiera que esten, y espero poder localizarlos antes de que llegue el aniversario.
Llegar fue ya una odisea. En aquellas epocas el apoyo de la facultad era magro (Y estoy casi exagerando) asi que trepamos una veintena de personas al metro, para dirigirnos a la UAM azcapotzalco, sede de nuestro estreno como actores, y en mi caso, como director. Recuerdo aun el viaje alla, el nerviosismo, el horror en los ojos de Beto al oir que uno de los protagonistas no se sabia un cuadro completo, y queria ayuda para ensayarlo. Yo estaba nervioso por muchas razones. Entre ellas se contaba que la niña que me gustaba estaba entre los integrantes del taller, y yo tenia panico de acercarme. Otro problema podia ser el que me hubiera quedado sin voz el dia anterior, y que dos actores habian abandonado sus papeles la semana anterior, forzandome a hacerlos. Por una falta de organizacion nacida de nuestra novatez, algunos actores llegaban a la UAM sin que estuvieramos seguros de eso, por lo que el ambiente del grupo era caotico, por decir algo.
Sin embargo, recuerdo esa presentacion como un momento feliz por muchas razones. Eramos una veintena de actores, la mayoria novatos, con el director mas novato que se pudiera conseguir. Nos aterro ver el auditorio vacio a unos minutos de la funcion. (Luego supimos que no se dejaba entrar al publico, y tuvimos un lleno espectacular) Hubo golpes no planeados (Urbiola...el buen Urbiola) Momentos brillantes no planeados (Virginia, que tenia una voz muy chiquita, nos sorprendio a todos) y un muy prometedor inicio de labores, razon por la cual ese dia es el que se festeja el inicio de existencia del taller. Sirva este pequeño parrafo, como homenaje a esos primeros actores que confiaron en mi, y que ayudaron a construir la Factoria Escenica. Un abrazo donde quiera que esten, y espero poder localizarlos antes de que llegue el aniversario.
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